La obra de Juan Perón, puso a tope al Estado Empresario argentino, mediante la conducción nacional de los sectores industriales estratégicos: más de 300 empresas estatales determinantes para la producción, los servicios, la cultura y todo lo que hace a la vida nacional. En su última etapa, legó para la posteridad, dos instrumentos invaluables para el pueblo argentino y adoptados en el mundo: las Leyes 20.705 y 20.558 de Sociedades y Corporaciones del Estado. Vectores que coronan el Modelo Argentino de Desarrollo, porque integran en su seno a las firmas estatales y a las PyMEs privadas asociadas de manera complementaria, con el sólo objetivo de abandonar el rol de semicolonia en el concierto de la “división internacional del trabajo”, y tomar las riendas de la soberanía política, la independencia económica y la justicia social.

El MLN afirma que existe una forma de ser nacional y eso es el Estado empresario, como forma de organización, que permite lograr el pleno empleo y es la única concepción de justicia social posible, sustentado en dos principios fundamentales: 1) cada argentino debe producir, al menos, aquello que consume y 2) donde hay una necesidad hay un derecho, porque todos tenemos derecho a trabajar. Por eso, el Estado Empresario es el centro del proceso económico y de la vida Nacional. Esa es la concepción del Modelo Argentino de Desarrollo. La Liberación Nacional será con la organización de la comunidad, de la familia y el despliegue espiritual del individuo. Argentina será libre por su pueblo y para su pueblo.